De forma general, el calentamiento climático designa un aumento de la temperatura media de la atmósfera y de los océanos, observada a escala mundial desde finales del siglo XX. Según 2.500 científicos del GIEC de la ONU, grupo de expertos intergubernamentales sobre la evolución del clima, las causas del fenómeno están muy probablemente ligadas a las actividades humanas y a sus repercusiones sobre la composición del aire con la aceleración del “efecto invernadero” y la mayor concentración de dióxido de carbono y de metano, entre otros.
EMISIONES NO MUY NATURALES
Las emisiones de gas de efecto invernadero tienen dos orígenes. La primera es natural y reúne las erupciones volcánicas, las emisiones del océano debido al aumento de la temperatura, los fuegos en los bosques o la respiración animal. La otra fuente es humana y está ligada a la calefacción, los motores de combustión, procesos industriales o a la fermentación orgánica.
Mientras las emisiones de origen natural son históricamente estables, las de origen humano han registrado un fuerte crecimiento desde la era industrial. Además ya sabemos que aunque en el caso de la interrupción inmediata y total de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero, la biosfera y los océanos exigirían varias décadas para absorber los excedentes de dióxido de carbono y metano expulsados en la atmósfera desde principios de la era industrial. Se estima así que las emisiones de dióxido de carbono se han duplicado entre 1971 y 2007
Hace ya más de un siglo que la temperatura del globo aumenta de forma continua. Incrementándose un 0,8º C desde 1900, y registrando un aumento en 0,6º C sólo desde 1980 a 2010. Más recientemente, se ha constatado que once de los últimos doce años figuran como los más calientes desde 1850.
Las previsiones de GIEC estiman que el aumento podría ser desde 1,8 º C a 4 º C de ahora al 2100 y los humanos sólo dispondrían de una década para contener el calentamiento del planeta a 2 º C con respecto a la época pre-industrial. Más allá de este aumento, los desordenes climáticos podrían comprometer la presencia de los hombres y de sus actividades en muchas regiones del mundo.
EL COSTE DE LA PASIVIDAD CLIMATICA
Sin embargo, pese a la rapidez constatada del calentamiento global, pero también a los progresos sobre el conocimiento del fenómeno, la urgencia de tomar medidas para luchar contra sus causas y hacer frente a sus efectos no suscita más que compromisos muy concretos y limitados.
Según el economista inglés Nicholas Stern y su informe publicado en 2006, si no se toman medidas antes de 10 años, la factura del cambio climático ascendería a 5.500.000 millones de euros.
Para evitar los escenarios más pesimistas, economistas y científicos preconizan dos tipos de medidas. La primera inscribe la lucha contra el efecto invernadero dentro de una lógica de mitigación, a través de una reducción mundial y coordinada de las emisiones. La segunda reúne medidas de adaptación destinadas a preparar a los hombres, modos de vida y economías a las consecuencias de los cambios climáticos.
Según los expertos de la ONU la lucha contra el calentamiento del clima exigiría de aquí a 2030 el 0,4% del PIB mundial. Del mismo modo Stern considera los costes de la pasividad climática mucho más elevados que el precio de una acción rápida y suficiente. Un aumento de la temperatura superior a 2º C de aquí al 2050 podría suponer una pérdida de entre el 5% al 20% del PIB mundial, los esfuerzos de mitigación y adaptación permitirían limitar la factura climática al el 1% 0 el 2% del PIB mundial.
Si bien el protocolo de Kyoto concluye dentro de una año, la cumbre de Copenhague del 2009 no ha conseguido una toma de medidas decisivas y sumando las promesas, que no acuerdos, se alcanzaría un incremento del 3º C en relación a la era preindustrial.
Emisiones CO2 por regiones
Para alcanzar el objetivo de un aumento de 2º C, el volumen mundial de emisiones de efecto invernadero debería en realidad ser reducido a la mitad de aquí al 2050 tomando como base el año 1990. Ello correspondería para los países industrializados a una disminución del 30% de sus emisiones en 2020 y de 80% al horizonte de 2050.
Los países miembros de la Unión Europea UE27 han decidido reducir sus emisiones un 20% hasta el 2020 y apoyar el objetivo de reducción del 80% de las emisiones en 2050, pero no han sido seguidos por los Estados Unidos ni por China lo que ha llevado al calentamiento más allá de los retos climáticos situándolo en el corazón de la agenda geopolítica internacional.
EL SIGLO DE LOS REFUGIADOS CLIMATICOS
De aquí a 2050, según la ONU, los cambios climáticos podrían obligar a más de 250 millones de personas a dejar sus hogares, aunque el status y la protección del que beneficiarían los desplazados climáticos son inciertos.
El proyecto, Lylipad o la ciudad nenúfar imaginado por el arquitecto Vincent Callebaud Architectures al que pertenece el copyright de la imagen es ecológico, anfibio y auto-suficiente. Concebido para no emitir carbono y utilizar exclusivamente energías renovables, Lilypad podría acoger hasta 50.000 personas.
Texto e imágenes del “Atlas des futurs du monde” de Virginie Raisson, editions Roberts Laffont
